lunes, 1 de abril de 2013

Ubrique: Blancas casas, verdes calles.

Con tantos dias de ¡agua va! que llevamos, se agradece un día de sol. Entonces es
cuando mejor se nota la suma de todos los colores que dan ese título a Ubrique de 
pueblo blanco y además, serrano, turístico, cuna del artículo de piel y recientemente,



Blanco de cal (¡bueno, de  pintura más moderna!) diseminado por sus vericuetas callejuelas
pero que con tanta humedad, está tornando al color favorito de este blog.



De ahí el título de la entrada de hoy: 
Ubrique. Blancas casas, verdes calles. 
De verdín...



pero que no hace perder en absoluto, el encanto pintoresco...



de pueblo encrespado, amoldado a su sierra.



De ello la placita de la calle Cornicabra, es testigo.



El verde se ha adueñado de todos los rincones escondidos como éste, al final de la calle Rojas.



No hay poyete ni Poyetón que se libre de la verde humedad.



Verde Cogollo surgido de la "Maja aceite" bajo casas blancas antes del Andén.
(Y no es adivinanza ni trabalenguas)



Verde humedad junto a los ríos, entre ellos el Segre...



y más arriba, la verde Calera del Algarrobal...



donde estaban las canteras de mármol rosa ubriqueñas...



por allí siguen las calles verdes que trepan hasta la sierra,
a esa zona donde debería estar emplazada la cuarta cruz.



A veces el verde parece que canta y vuela por ser Jilguero...



hasta encaramarse encima de Codorniz, el Alto.



que subiendo por desconocidas escalinatas se pierde por los barrios altos.



Hay casas blancas pero con verde. ¿Quién diría que es la casa de la del blog Lila?



 Blancas casas del casco antiguo sobre calles verdes y zócalos de colores
(el que pudo ponerlo).
Pero quizá las calles que más honor hacen a nuestro color, sean las calles de las flores.



Cuando pensamos en una margarita lo hacemos en blanco y amarillo sobre verde.



¡Pues no! Verde sólo.



Lindo Clavel...



verde... y gris.



Nuestra Flor de color...



¡Vaya! ¡Era fácil de adivinar!



Si el verde simboliza para algunos la esencia de lo natural, no podemos olvidar
referirnos a este rinconcito auténticamente autóctono, último reducto de los originales
empedrados de las verdes calles ubriqueñas. No queremos decir donde está por
temor a que lo "arreglen" con hormigón encima y ya está pero...



si algún día lo encuentran y deciden meterle mano, desde Ubrique en verde, una súplica...
¡Volver a colocar las mismas piedras! 
¡Qué no pierda el encanto de antes, ése que tenían las viejas verdes calles de Ubrique!
Se podría incluir en el programa de visitas del turismo en Ubrique.



Por definición alegórica, Ubrique es como este fresco pintado sobre la pared húmeda:
Blanco puro que se mimetiza entre el gris de su sierra y el verde protagonista de la Madre.



¡A que sí!



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario