martes, 28 de mayo de 2013

Un hallazgo en el Día del Petaquero

Como todos los lunes últimos de Mayo, Ubrique celebró ayer el merecido día de fiesta
local, dedicado a sus insignes petaqueros. Células imprescindibles en el tejido laboral
de nuestro pueblo que hacen que con su dedicado esfuerzo, todo lo demás funcione.
Es un día en el que, al ser laborable en el resto, 
nuestras calles se quedan prácticamente vacías.
Todo el mundo que puede, aprovecha para una escapadita y nosotros no vamos a ser menos.



Hemos programado dirigir nuestros pasos a las tierras de Arcos de la Frontera,
 bello pueblo hermano que encierra bastantes rincones curiosos que 
nos traen a la memoria anteriores visitas, verdes.



Vamos a buscar la Fuensanta por la antigua carretera de Ubrique a Cádiz.
Cerca del cruce de las Abiertas de Arcos junto a esta maravilla de puente...



está el cruce asfaltado que se dirige a la hacienda de tan sugerente nombre.



Un bello cortijo andaluz, decorado con patente gusto y
con muchas curiosidades en los cuidados jardines que lo rodean.
Seguimos camino adelante pues sabemos que la Fuensanta fue
también una importante ermita construida en el Siglo XVI.



En lontananza, rodeada de emergentes girasoles sembrados, 
se vislumbra la silueta de lo que antaño fue uno de los emblemas 
de la forzosa cristianización sobre la recién conquistada tierra mora.



La ermita de la Fuensanta se yergue sobre terreno de labor,
mostrando todo su ruinoso estado. Su abandonado aspecto, nos recuerda
lamentablemente a tanto patrimonio obviado y maltrecho.



Al acercarnos, alguien se asoma al pórtico a recibirnos.
 Es uno de los simpáticos...



burritos que moran en su interior. Ellos sí que viven de verdad dentro de la historia.
Son auténticos expertos en ábsides, cúpulas, barbacanas, yeserías, retablos, dobelas, 
arcos de medio punto, pórticos, artesonados y altares.
Seguro que después de esto, hay alguien que dice que son unos burros.



Dejando atrás aquello que fue verde incipiente y ahora se ha vuelto amarillo triguero,
nos vamos a la ciudad que nos ha traído hasta aquí...



pero antes realizaremos una visita obligada para ver como está el embalse del Guadalcacín
 después de tanta lluvia y comprobamos que continúa bien repleto aunque ya no rebose.
¡Y pensar que hubo algún que otro técnico que dijo que el Guadalcacín
 era tan espacioso que nunca se llenaría!



El Guadalcacín, ambiciosa empresa llena de secretos inexplorados exclusivos,
fuera del alcance del resto de los mortales. Millones de hectómetros cúbicos
que sirven para "alimentar" la central térmica de "Hipertrola" 
que tanto protestamos antes de su construcción. 
En aquella época, todo se llenó de pintadas que decían....
-"¡Térmicas, no!"



Pues... ¡Térmicas, sí!
¡A pesar de todo!



Volvamos a la antigua carretera que iba desde Ubrique a Cádiz,
pasando por Arcos y que su trazado incluía el puente de hierro de San Miguel.
Pasando por el barrio bajo, continuaba su camino...



hasta llegar a una zona de casas-cueva excavadas en lo que 
hace millones de años fue fondo marino...



y que el Guadalete ha estado horadando con paciencia milenaria.



La carretera continuaba, con alto riesgo de desprendimientos...



bajo el impresionante cortado sobre el que, por pura lógica defensiva,
se edificó la singular y turística ciudad.



Hace tiempo que este tramo fue obviado y eso que le hicieron con hormigón
estos arcos de contención. Por aquí abajo pasaban coches y autobuses de ida y vuelta.
Esta construcción frenaba, o al menos lo pretendía, el derrame de 
la continua erosión producida en las altas paredes arenosas.



Entre tramo y tramo, nos llama la atención objetos cotidianos -basura en toda regla-
enterrados y aflorados en estratos como si de una cata arqueológica se tratara.
Botes, zapatos, ropa, cachivaches en general que, antes de la conciencia ecológica...



eran arrojados al abismo desde las casas. Era una práctica habitual el uso del muladar.



Con el paso del tiempo se mezclaron sedimentación y deshechos.
Mirando con la curiosidad innata que nos caracteriza, 
nuestros ojos vinieron a clavarse por los estratos inferiores...



en un curioso y desconocido hasta el momento, envase
 -y no nos referimos al cuello de botella precisamente. 
¿El tío Tom...?
¿El de la cabaña, era un payasete...?
Un arrebato investigador recorrió nuestra mente. Mil y una preguntas nos invadieron.
En el reverso de la bolsa, escuetamente decía, "Productos Jem. Sollana (Valencia)".
Cuantito que lleguemos a Ubrique, buscaremos en "Interné"
algún dato que arroje luz a nuestro descubrimiento.



Los decoradores de exterior han "exteriorizado" en el hormigón su pensamiento,
 en una pintada de repulsa ante la tétrica costumbre de tirar todo "por la borda" al "mulá".
Dejamos atrás los arcos de la antigua carretera de Arcos.



Ya es hora de recoger para regresar. 
El Guadalete cuando su cauce es calmo, ofrece tranquilidad a los visitantes.



Dejamos atrás el molino arqueño que nos recuerda inevitablemente a nuestro entrañable
y malparado Rodezno. Fijándonos bien en la imagen también dejaremos atrás
a los actuales descendientes de David -sobre el molino- y Goliat -con la mochila.
Retornamos, deseando  llegar a Ubrique y mandar un correo a la empresa de "Productos Jem"
para que nos cuenten algo sobre nuestro hallazgo, si aún existe.



El tiempo lo diluye todo. La memoria excluye ciertos datos que a la postre,
podrían resultar de cierto interés pasado el tiempo pero no hay problema,
 por lo menos sabemos la fecha aproximada del "tesorito".



Cuarenta años más tarde, la curiosa bolsita de pipas 
-todo un hallazgo en el día del Petaquero en los arcos de Arcos-
pasa a formar parte de la colección de objetos curiosos.


(Si quieres ver qué ocurrió el dia del Petaquero de 2012, pincha aquí)


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sábado, 25 de mayo de 2013

II- Estampas típicas de Ubrique

Las estampas típicas -que no tópicas- que conforman nuestro querido pueblo,
son propicias para todo tipo de argumentaciones artísticas.



No ha mucho tiempo que fuimos de viaje, en busca de otras fuentes
"de inspiración" y en Priego de Córdoba, alguien nos comentó...
-"¿Sois de Ubrique...? ¡Preciosa torre la del San Antonio!"
Y es que nuestro pueblo no sólo es famoso por sus artículos de piel
que sería lo tópico, sino por...



su enclave privilegiado dentro de la sierra.
 La bella estampa de la impresionante Cruz del Tajo...



se combina a la perfección con la espadaña de su icono restaurado en 1886.
La Cruz, cuya leyenda cuenta que vela para que no caiga ninguna piedra
del Tajo que se yergue sobre las arriesgadas casas que moran bajo ella, "sostiene" incluso a...



algunas que cuelgan en perfecta fase de tenguerengue. 
Toneladas de roca caliza que de continuo, penden como espada de Damocles.
Todo esta singularidad está incluida...



 en la estampa típica incomparable del parque natural de la Sierra de Grazalema



Estampa típica también lo es, el Salto de la Mora, donde se encuentra nuestro
yacimiento íbero-romano de Ocurrris.
¡A ver si por fin se concretan las pautas de actuación para su total recuperación!
¡A ver si por fin se descorre el tupido velo que oculta su abandonado estado
 y podamos verlo con nítida claridad!



Ya de camino, buscar alguna que otra solución para varias
estampas típicas que se caen a pedazos, como la esquina de Aguailla...



o el Catalán. Típica estampa de un antiguo centro corchero que, gracias a la última limpieza...



 de la maleza que lo cubría, podemos ver y lamentar
 el avanzado estado de ruina de la casa principal.



Ubrique está plagado de coquetos rinconcitos antiguos... 
Escalinatas que nos elevan al pasado...



Intrincadas calles verdes, de las que algunas de ellas, guardan en lo más íntimo, los secretos...



de nuestros atrayentes manantiales.
(Las lágrimitas al fondo de la calle San Blas)



Manantiales y fuentes que son la estampa típica de un pueblo del que su etimología,
posiblemente derive del latín, "Uber aquae" -lugar abundante de agua.
(Manantial de la huerta de Carretero)
Agua a borbotones que desde siempre, corre cuesta abajo buscando el valle...



hecho que dio nombre incluso a una calle, ahora recién arregladita
 (algunas cosas son de agradecer) que por mucho que sea una calle con dos nombres,
siempre será la típica calle del Agua.



Frío cristal traslúcido que mana bajo las piedras ("manantial del Benafí")
Estampa típica... el agua en Ubrique, "Villa de las Cien Fuentes".



Entrañable romancero son las fuentes del pueblo.
(Templete del "Benafí", con sus pétreos caños tallados)
Pero no sólo sus aguas son estampa típica,
 Ubrique posee entre las vericuetas callejuelas de su casco antiguo,
estampas típicas de lindas plazoletas y plazas...



aunque algunas sean plazas de aparcamiento, como la de la Verdura y
de la que podemos decir a ciencia cierta que...



es penoso ver día a día como el turismo en Ubrique en auge, hace slalom entre los coches
para poder visitarla. No queremos ni saber lo que pasará por las cabezas de los visitantes.
¡Claro, luego pasa lo que pasa...! Verbigracia...



si se celebra por casualidad, el concurso de gañotes (dulce tradicional ubriqueño por excelencia) y a causa de la lluvia, tienen que refugiarse en la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo
(Antiguo Café de Janeiro), como inexplicablemente no es punible aparcar, al fin del evento...



nos encontramos con la estampa típica de tener que saltar por los poyetes para salir.
Cuando se es joven no hay problema, se salta a priola y listo.



Tampoco hay problema cuando se tienen algunos años porque la juventud se lleva por dentro.
Pero sólo con la multa exclusiva al vehículo infractor, no basta.
Quitemos los coches de la Plaza de la Verdura porque estamos en contra de estos saltos.
Para "saltos" ya tenemos el Salto de la Mora, el Salto de la Vieja, el Salto del Cabrero y...



el Salto del Pollo - con su imaginario dragón de piedra, el "Rocopollo Saltarius"-,
con un ave rapaz en la testa. Aves que por suerte, son estampa típica en nuestra sierra.
(¿Será gavilán o culebrera?)



Nombres de la naturaleza inundan la toponimia de nuestra sierra, como es lógico.
¡Qué la ventanita del Cuco sea como un símbolo para que cuidemos de ella!



Hemos echado un buen día vislumbrando estampas típicas de Ubrique.
Atardece...



y mientras los tenues rayos del ocaso se reflejan ya sólo en la admirada Merga,
el Calvario de Ubrique, pura estampa típica, se dispone a descansar
de las innumerables visitas diarias y la casita sola, parece más sola si cabe.



La estampa típica del bullício y el ajetreo diario va mitigándose.
A la derecha de la imagen se ve como la farola de la Plaza
-aquella que sustituyó a la fuente de los peces de colores y
 que tantas veces nos preguntamos ¿dónde está...?-
se ha encendido para esperar el descanso nocturno de Ubrique.



Ya de noche y aunque sea una estampa atípica,
a veces la luna se recuesta sobre las casas de la Plaza.


(Si quieres ver la primera parte de "Estampas típicas", pincha aquí)



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