sábado, 15 de marzo de 2014

La Patacabra gigante

Una vez al año desde hace veintidós, hace su aparición,  por las calles de Ubrique, 
una patacabra gigante que simboliza el fin de fiesta previo a la cuaresma,
en las ya pasadas fiestas del Carnaval.



Aquí podemos ver, junto a ella, al hacedor de tan genial evento, 
nuestro hermano Leandro Cabello, que es el encargado de la idea,
 el diseño y la manufactura. Días antes durante la celebración en sí,
 se encierra para su elaboración y, benditas casualidades...


pudimos ser testigos de excepción de estas tomas inéditas del traslado
de la Patacabra gigante hasta el Jardín.
-"¡Venid a ayudarnos que esto pesa!"



Pero era mejor poder captar este momento previo que nadie ve.



Todos los elementos del curioso paso fueron cargados con sumo cuidado
 y cubicaje preciso, en el camión del servicio municipal.



Ahí está la flamante Patacabra que este año va terroríficamente demoníaca, 
escoltada por Leandro y el imprescindible Ramón Flores...


conducidos por José Salinas que por una vez no está agarrado al volante, por ahora.
-"¡Ya está todo!"



-"¡No, espera! ¡Qué falta la patacabra infantil! ¡La que crea escuela!"


-"¡Y los tridentes de ensaltar pecadores!"
En otras épocas, la Patacabra se sacaba a la calle directamente
 pero ya hace algunas ediciones...



que se lleva al Jardín -la Jardinada- para disfrutar de ella antes de su fin.



Una muchedumbre de disfraces se congrega a su alrededor.
 Algunos que se acercan, viendo la maravilla de patacabra de este año,
insinuan que de seguro será indultada y al enterarse que
también será pasto de las llamas como siempre al día siguiente...



se marchan cabizbajos y apesadumbrados. 
-"'La pobre...!"
Y es que la tradición de más de dos décadas, dicta que ha de ser quemada
y a sus llamas incorporar individualmente un detalle del disfraz usado cada año.



El día de la procesión de la Patacabra hacia las brasas del infierno, llegó.
Desde el balcón del tiempo vimos como se agrupaba el personal en
la nueva Plaza de la Verdura, así que bajamos...



un rato a intentar capturar las instantáneas del momento anual, único e irrepetible.



Aparte de la hechura de la Patacabra de esta edición y los disfraces,
 hay algo que hace distinto éste, al entierro del Carnaval del año pasado.
Si nos fijamos bien, hace trescientos sesenta y cinco días este lugar era
Afortunadamente esa incongruencia, pasó a la historia.



Este día es distinto; para celebrarlo. Y para que quede constancia...
un buen reportaje fotográfico. En ésta, nuestro hermano Leandro Padre con
 la nueva generación, representada por Leandro hijo, que cogerán el futuro testigo.



En ésta, con un servidor. 
Es un privilegio poder posar un año más para Ubrique en verde.



Y aquí acompañado de organizadores y animadores de la Patacabra.
Todo saldrá a improvisadamente perfecto. ¡Cómo siempre!



No sabemos por qué, pero las siete siempre vienen a ser las siete y media.
 Hay que esperar un rato más. Los nervios están latentes a flor de disfraz.
 Queda poco para que don Carnal nos abandone de nuevo.



Ahí delante vemos como tres personas -una de ellas sentada en unos de los nuevos canapés-
 están royéndose las uñas de puro nerviosismo...
-"¿Qué? ¿Qué no son las uñas? ¿Qué están comiendo pipas...? ¡Vaya!"



La patacabra gigante está concienciada de su propio fin.
 Decimos "gigante" en contraste porque ya sabemos cómo hacer una patacabra normal; 
una de esas que es la herramienta genuina de las petaquerías de Ubrique.
Pero nuestra protagonista no procesionará sola...



delante irán las infantiles.
 La genuina que parece una fotocopia pero más pequeña...



y las nuevas que se van incorporando. 
¡Sublime e imperecedera tradición!



A medida que se incorporan más asistentes, todos van quedándose
 embobados contemplando la representación del terror humano...
¡El propio diablo!



Llega ya el momento. Las agrupaciones se ponen de acuerdo para llevarla
por momentos. Todos quieren disfrutarla hasta el antiguo "Moliero"
 donde habrá hasta un castillo de fuegos artificiales para darle
más pompa y boato a la ceremonia del final de los locos días.



Empieza la marcha a ritmo de procesión. Las primeras la comparsa de las Niñas. 
Los gritos de "¡Ay que pena!" "¡Qué penita!" y ¡Qué dolor!" se suceden.
Dramatismo y jolgorio se mezclan en un ambiente atrayente que
 vamos a tener que perdernos un año más.



Leandro que está en todo, retira con prudencia momentánea los tridentes...



para poder sortear el primer y único obstáculo del recorrido...
el paso por el estrecho callejón de Janeiro.
-"¡Al cielo con ella!" 
La procesión mixta y la posterior quema de la Patacabra, debería de ser nombrada
de interés turístico general. Es tan atractiva porque en su desarrollo
imperan aleatoriamente, el caos ordenado y la alegre tristeza.
¡Enhorabuena a los organizadores!



Inamovible, la Cruz de la plaza de la Verdura parece que se queda canturreando
 la antigua letrilla que fue el motivo de la Patacabra gigante de este año...
"El demonio ni inventara
 lo que hicieron en Ubrique
 que amortajaron a un gato
 y le echaron un repique".
¡Hasta el Carnaval del año que viene!



.

1 comentario:

  1. Gracias por este reportaje, hermano. A los que nos hemos perdido este año el entierro de la patacabra nos ha encantado poder verla con detalle. Muy buenas fotos, como siempre.

    ResponderEliminar