viernes, 28 de septiembre de 2012

La cantera del camino de Benaocaz

Decíamos ayer (como diría Luis de León) que podíamos quedarnos 
placenteramente descansando un rato
en el depósito de la Cornicabra, absortos en los propios pensamientos o
en latente meditación sobre la observación de la naturaleza.
Pero como somos de pies ligeros con predilección por un color...



aprovecharemos la coyuntura para descubrir algún secreto más de nuestra hermosa
sierra de Ubrique; marco incomparable que realza la imagen del pueblo.
Sin prisas, hoy visitaremos un rinconcito encantador ya conocido.
Iremos pasito a pasito pero no con los pies amarillos...



si no con paso verde, ese que garantiza la continuidad de nuestro patrimonio natural...




y que incluso en verano tiene un encanto especial. Con no pincharse con el cardo, basta.



Nuestro paseo de hoy partirá desde el antiguo depósito (arriba derecha) por encima
de los tajos del Nacimiento del Cornicabra que está en el Rodezno. O sea, por detrás
del Convento (edificio emblemático ubriqueño que por esta parte, alberga el museo de la piel).



Ya quedamos en que aprovecharíamos los tubos recubiertos que traen el agua del Rano
para usarlos como vereda. (Algún dia iremos de incursión a ese lugar, al Rano)



Dejando atrás la plazuela y la densa vegetación tubo forrado adelante,
 la primera visión con la que tropiezan nuestros ojos...



es la de la parte religiosa del Convento, lugar donde mora la imagen de
la virgen de los Remedios, patrona de Ubrique. También nos llaman la atención
los coches aparcados en la cancha deportiva del instituto que casualmente se
llama como la patrona y que demuestra que ver a Ubrique sin vehículos de cuatro
¡Ah! Y la altísima palmera del convento (capítulo aparte).



En nuestro construido camino por el bien público (aunque no hubiera sequía,
el agua había que cortarla antaño todos los veranos porque
el Nacimiento era insuficiente) podemos girar la cabeza y decirle adiós por un
tiempo a la gran falla de la sierra Alta de Ubrique...



porque estaremos un ratito más pegados a las faldas del Salto de la Mora, donde está
ubicado el legendario asentamiento íbero-romano de Ocurrris.



En las que vivió como "hombre de las cavernas" un andaluz ubriqueño ilustre.



En el improvisado sendero rocoso, podemos apreciar en nuestro camino,
algún que otro especimen vegetal curioso como esta vistosa cola de zorro que
bien merece por sus características serranas, una entrada aparte.



Llegamos a nuestro destino: La cantera del camino de Benaocaz. Es un rinconcito coqueto
 que encierra una magia especial. Dijimos que era conocido porque por allí discurre
nuestro amigo el arroyo del Búho. Un pradito entre el agreste torcal laminado que servía
para la extracción sobretodo de los escalones de entrada de las casas, antiguamente.
Ya en tiempos, vimos uno de ellos que quedó abandonado e incompleto...



cuando veníamos del llanito de los Cochinos y realizamos las fotografías
 de la avenida del arroyo del Búho. La cantera está situada en un lugar estratégico
junto a la calzada romana lo que facilitaba el traslado de los enormes bloques
de roca caliza con la labra correspondiente...



En la actualidad, la entrada desde el camino es ésta. Ya sabemos que es más
fácil de instalar que una angarilla en toda regla pero se rige por la misma ley
de apertura y cierre. Normalmente está cerrada con una aldabilla de alambre.



En uno de sus laterales, detrás justo de la encina...



se abre una diaclasa que carece de profundidad...



que muestra vestigios de haber sido usada para un sin fin de menesteres...




refugio, cabreriza, ¿vivienda? Nos adentramos y
cuando ya parece que termina, se vislumbra abajo una oquedad.
Es como una especie de entrada a rastras que da acceso...



a una especie de habitación interior donde se ve perfectamente la intervención
de la mano humana. Y allí al fondo, clareado por el flash...



vemos el último rinconcito. La cueva tiene un interés especial para los niños que
empiezan a descubrir en sus primarias y escuetas incursiones,
 los secretos de la montaña de ensueño que tiene Ubrique.
(Y de eso igualmente entiendo yo bastante)



Pero salgamos a gatas de esta escuela de vida natural y avancemos a la salida.
Nuestra marcha por entre las rocas como las cabras, tiene que continuar.




El contraste de los tonos vegetales y minerales se hace más patente con la pana
(musgo) que se cría en la umbría de la roca. Siempre se usó en Navidades
para hacer los portales de Belén aunque ya hace tiempo que está protegida
como todas las plantas en el parque natural, menos los plataneros de sombra
que sucumbieron bajo las motosierras en pro de la feria.



Al salir, nos llama la atención una gran roca en tenguerengue que soporta enhiesta la
interesante figura pétrea de unos de los muchos dragones de piedra imaginarios
que pueblan nuestros lares. Nos referimos a la...



"Cabroca mocha vegetariana" que muy probablemente sea 
el resto fósil de nuestra cabra actual
que gusta de los árboles como esta Cabroca (cabra de roca sin cuernos).



Cuando empleamos el parecido de "loca como una cabra" lo hacemos por algo.
Aunque parezca que nuestra cabra actual ha saltado a darle de cabeza a un balón
junto al arroyo del Búho, no es lo que parece, lo cierto es que se montó
en el algarrobo para pacer sus verdes y jugosas hojas. El globo es un rayo de sol
(uó, uó, uó) que parece más bien un O.F.N.I. como en los avistamientos de los Veinte Pilares.



Las cabras de la sierra están locas en contraste con los seres humanos.
Su condición natural y su perfecta adaptación les permite realizar maniobras y...



desplazamientos que para los humanos serían una auténtica locura como éstas que
fueron fotografiadas al filo de lo imposible desde la Plaza, accediendo por la vertical
al Huerto del tabaco (que por encima colocaron la bandera "loca" de las cosas del fútbol)




Nos referimos en el farayón impresionante que es el segundo icono ubriqueño 
después del San Antonio: La Cruz del Tajo. La más emblemática y duradera de las tres cruces 
que conforman la leyenda ubriqueña y que por motivos desconocidos no se quieren mantener 
por los que poseen la facultad para ello. La Cruz del Tajo, nuestro próximo destino
en nuestro desmenuzamiento incursivo de la sierra de Ubrique.


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miércoles, 26 de septiembre de 2012

El depósito de la Cornicabra


Cuando nos dimos un paseito por la sierra allá por el mes de junio,
 fuimos dejando atrás lugares emblemáticos de nuestros agrestes contornos. 
Ubrique pueblo ha cambiado y mucho, en más de medio siglo;
lo que no lo ha hecho, salvo algún que otro derrumbe, son las rocas de su montaña. 
Para ella, el tiempo que rige su destino, es otro...
-la edad geológica-



Lo que sí hay es más vegetación. Ya no se limpian los lantiscos para hacer picón.
 Es una suerte poder disfrutar de ella tal y como la disfrutaron
(o sufrieron, según se mire) los abuelos de nuestros abuelos.
Allá por los años treinta se construyó un depósito por encima de los tajos
que coronan el nacimiento más importante de nuestro pueblo, para dar abasto
del indispensable líquido, a la emergente población...



el depósito del Cornicabra (aquí lo vemos tapándose tras los pinos, desde los Olivares).



No sabemos a quién se le ocurrió la idea  de sembrar a su alrededor los pinos piñoneros que
no nos dejan ver su peculiar porte. Si cada cosa estuviera en su sitio y los pinos estuvieran
en las breñas que es su lugar, otro gallo nos cantaría y... 



seguiríamos teniendo su majestuosa estampa presente como en los años cincuenta o sesenta.



Sólo desde la Cruz del Tajo podemos apreciarlo en su integridad. 



Por pura casualidad tenemos que subir los escalones de la calle Cornicabra para ir
al depósito (de eso entendemos bastante).
O podemos hacer la entrada Higueral arriba por la calle Libertad.




Hace algún tiempo, esta cancela de acceso era abierta diariamente por José Valle, 
"el Largo" (José el del depósito) que mantenía cuidado con su labor minuciosa...



los parterres y rincones del perímetro. ¿Sembraría él los pinos augurando modernidad?
La subida es un camino en zig zag que...



desemboca en el más antiguo de los acumuladores hídricos de Ubrique.



Una sencilla construcción civil con algunos detalles fabricados...



sobre todo en roca caliza, de aquí... los achiques para la lluvia o las marquesinas.



Es una construcción con un único objetivo. Una vez dentro...



y protegido por una cámara separatoria...



se van renovando continuamente medio millón de litros de agua que son
bombeados previamente del Nacimiento desde la estación elevadora de la Parra cuando hay
agua en invierno. Cuando el nivel hídrico disminuye, se llena directamente de los
pozos sondeados en el Rano a tal fin.



No es por nada pero dejar una piedra tras otra de esa guisa suponemos
 que lleva unas horitas de buen hacer y trabajo.
Vamos a subir a la parte trasera y de camino podemos ver...



restos de edificaciones anteriores o coetaneas, en su periferia...



hasta llegar a esta plazuela que es el techo del depósito. Aquí vienen subrepticiamente niños
 y no tan niños a hacer de las suyas. 
La imaginación es libre... lo que sí podemos decir es que una vez llegamos a
bajar al pueblo un carro grande de esos de los mercados.




Y como no, por hacer daño todo vale que para eso están los decoradores de exterior.
 En este caso, lo que no queda muy claro es si han 
pintado el nombre de lo que es por si alguien no sabe que eso es una torre o si son 
independentistas (que eso está de moda ahora) de la calle Sanjurjo que al ser
una calle con dos nombres desean la Torre libre. El caso es que es una guarrada de 
mentes catas e insensibles y bien podrían hacer lo mismo en el salón de su
casa para que sus madres les rían la gracia.



Incluso llegan a hacer fuego junto al depósito poniendo en riesgo los especímenes 
arbóreos de la zona -como ese eucalipto- poseedores de un importante
 contenido potencial en oxígeno para nuestros pulmones.



Al depósito se puede acceder sin problemas desde la Calera en el camino de Ronda
por ese sitio al que podríamos llamar "vereda de circunvalación"...



aunque cuando nos dimos el paseito por la sierra, llegamos al depósito por la encrespada
maleza de la parte superior bajando del llanito de los Cochinos.



y con cuidado porque algunas plantas pinchan -de eso también entendemos bastante.
A la lista de plantas podríamos sumar estas tunas y la...



 zarzaparrilla, ésta de la izquierda que quedaron atrás.
Merece la pena ir al depósito aunque sea por entrar en contacto directo con un paraje
cargado de iones positivos en plena naturaleza y en un marco encantador de fácil acceso.



Pero si somos de pies ligeros y con "culo de mal asiento",  partiremos desde él en busca de
otros lugares mágicos de nuestra sierra de Ubrique, en una nueva de las innumerables
"incursiones" por los contornos del pueblo... sin ir más lejos.



Y para ello qué mejor que tomar el camino de subida que traen los tubos de bajada del Rano.
En su día fueron inteligentemente integrados forrándolos de piedra caliza y nos sirven de 
espléndida vereda que nos dirigirá a nuestro próximo destino 
siempre y cuando seamos respetuosos con el entorno y teniendo en cuenta que es propiedad.



-Nota del autor en Junio de 2015-
La hora de la limpieza llegó. Ya se puede disfrutar desde lejos de la vista de nuestro
carismático emblema en, Los pinos del Depósito -por supuesto en Ubrique en verde.




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